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Menú Poesía

Edición 229 de marzo del 2010  (menú de la isla negra) de la revista Isla Negra.

Carlos Horacio “Tata” Herrera

Argentina

Alabanza del tamal

 

En mi mesa de pobre,

será el tamal

un pan de maravilla:

Saldrán de la grávida troje

tibia la mazorca, rubia la semilla

que desgranaré

en la paz de la tarde

hasta colmar una tipa.

A golpes de mano,*

pelaré el maíz

en el cuenco profundo

del mortero de quebracho

que guarda relentes

de vainas, frutos y granos:

de mistol y chañar,

de molle y algarroba,

de quínoa y cebada,

de ají, comino,

y de maíz todo el año.

Aventaré la molienda

cuando baje desde el cerro

el viento Norte

soplando aliento de fragua

para que vuele el afrecho,

que del grano es una enagua.

Del maíz pelado,

saldrá áspera la harina

(gránulos de oro

 salpicando una nevada)

que sumergiré de noche

en agua de cal

en la vieja tinaja,

para luego, al otro día,

colarla en denso paño,

y en la mesa dispersa,

secará la harina

el sol de una mañana.

Desde el fuerte encatrado

bajo el alero de paja,

donde en áurea colina

me aguardan nobles ancos,

tomaré los necesarios

para hacerlos hervir

en vasta paila,

y, ya cocidos, prepararé

la gran masa

que en surcos dispondré

sobre plano inclinado,

para que durante una noche,

pierda el exceso de agua.

Para entonces,

listas estarán en remojo

escogidas chalas,

las más sedosas y amplias,

que pondré bajo

laja de basalto,

para que luzcan extendidas,

cual papel en espera

de una carta.

Bien temprano -casi al alba-

uniré harina y masa

hasta unimismarlas,

soñando las manos

breves, intensas, de mi madre,

y su voz que me llega con el aire:

"cinco partes de anco,

 por una de harina, hijo,

 para una buena masa...

 aprende el camino

 de las nobles comidas

 y honrarás la memoria

 de la casa..."

De charqui será el relleno,

de charqui que pasó

tambien la noche en agua

para que menguar lo salado,

molido hasta dejarlo en fibras,

luego picado...

La cebolla morada

apenas saltada,

en la olla de fierro

espera el charqui,

al que echaré finalmente

un puñado

de ají de Condorhuasi,

pimentón de Corral Quemao,

y una pizca de comino capayano.

Reposo guardará el relleno

hasta entrada la tarde,

cuando dulces voces femeninas

convoquen al armado

que es tarea de todos,

hasta de infantiles manos:

Sobre la chala dispuesta,

una cucharada de masa,

una de relleno al que agregamos

unas pocas sultanillas,

cebolla de verdeo,

otra cucharada de masa,

y ¡a atar el paquete,

con cintas de la misma chala!

Flota la primicia

de los primeros tamales

en el hervor del agua,

y los prueban las viejas

musitando sabias:

"¡Si así están hoy día,

 lo que serán mañana!"

porque... saciada el hambre,

docenas y docenas de tamales

se tenderán sobre un cañizo

que colgaré cual zarzo

-lejos del empeño de galgos y de gatos-

para que los bendiga el rocío,

acendrando en su caricia,

el ramo de sabores y perfumes

que las chalas encierran

en su pulcro manto.

Mas, como las albricias

tienen ágiles alas,

ya corrió por la comarca

mentas de la tamaliada,

al promediar la mañana

van llegando los compadres

hasta que los palenques no dan abasto,

por eso bajo el tala

se ven pingos maneados.

Suavemente se escancia

tinto del año pasado,

fieles al consejo de Chito

-del cumpa Chito Zeballos-,

atentos en no comer

con el estómago vacío,

por el peligro de un pasmo...

Lenta nube se desprende

de los tamales sembrados

sobre unas cuantas parrillas,

una nube de perfumes

tan intensos y tan gratos,

que azuzan el apetito

del corro de convidados

incluyendo a los más ñatos...

Con la chala entre dorada y quemada,

pasan fuentes de tamales,

que los comensales desnudan

como quien quita pañales,

para ver y devorar

tierno lingote bronceado...

Se suceden alabanzas

sinceras sobre las manos

que obraron tan generosas

el más preciado bocado...

Como por arte de magia

en el sopor de la siesta

se despiertan las guitarras,

y una caja con chirlera

hace brotar la vidala.-

Francisco de Quevedo

Madrid, España- 1580- 1645

Receta para hacer soledades en un día

 

Quien quisiere ser culto en sólo un día,
la jeri (aprenderá) gonza siguiente:
fulgores, arrogar, joven, presiente,
candor, construye, métrica armonía;

 

poco, mucho, si no, purpuracía,
neutralidad, conculca, erige, mente,
pulsa, ostenta, librar, adolescente,
señas traslada, pira, frustra, arpía;

 

cede, impide, cisuras, petulante,
palestra, liba, meta, argento, alterna,
si bien disuelve émulo canoro.

 

Use mucho de líquido y de errante,
su poco de nocturno y de caverna,
anden listos livor, adunco y poro.

 

Que ya toda Castilla,
con sola esta cartilla,
se abrasa de poetas babilones,
escribiendo sonetos confusiones;
y en la Mancha, pastores y gañanes,
atestadas de ajos las barrigas,
hacen ya cultedades como migas.

Luis Enrique Mejía Godoy

Somoto, Nicaragua, 1945

Somos hijos del maíz
 

Si nos quitan el pan
nos veremos en la obligación
de sobrevivir como lo hicieron nuestros abuelos
con el maiz fermentado
en la sangre de los héroes
 

Con el maiz sembrado desde siempre
desde antes que ensangretaran nuestra tierra
los cuervos, los piratas, la cruz
la espada y el capital
 

Somos hijos del maiz
constructores de surcos y de sueños
y aunque somos un pais pequeño
ya contamos con más de mil inviernos
un millón de manos floreciendo
en la tarea interminable de sembrar
de abril a mayo, labrando, sembrando
tapizcando, desgranando
almacenando para la guerra y la paz!
 

Chicha de maiz, chicha pujagua
chicha raizuda, pelo de maiz
EL ATOOOOOL
Chingue de maiz, nacatamal
atolillo PERRERREQUEEEEE!
 

Tamalpizque, cosa de horno
pinolillo, pinol, posol,
Elote, chilote, tortilla empanada
 

Es decir el macizo
e irreversible alimento del pueblo
es decir el maciso
e irreversible alimento del pueblo...
 

Chicha de maiz...
 

Tamalpizque, cosa de horno
pinolillo, pinol, posol
elote, chilote, guirila, empanada
 

Es decir el macizo
e irreversible alimento del pueblo
 

De esta manera seremos más nuevos
de esta manera seremos más nuevos
de esta manera seremos más nuevos
de esta manera seremos maiiiiizzz
Nuevo!!

Fernán Silva Valdés

Uruguay

 

Cómo me siento suyo, cómo lo siento mío
al mate amargo
Yo lo llevo disuelto en la sangre
como un jugo americano

 

Ronca mate madruguero
dentro de la calabaza
me voy sorbiendo mi América
por la bombilla de plata.

Luis de Góngora

Córdoba, España, 1561- 1627

Ándeme yo caliente y ríase la gente

 

Ándeme yo caliente
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados,
como píldoras dorados;
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles,
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a medianoche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama,
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se juntan ella y él,
sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.

León Felipe

Zamora, España- 1884- 1968

La rosa de harina

 

Pero el hombre es un niño laborioso y estúpido
que ha hecho del juego una sudorosa jornada.
Ha convertido el palo del tambor
en una azada,
y en vez de tocar sobre la tierra una canción de júbilo
se ha puesto a cavarla.
¡Si supiésemos caminar bajo el aplauso de los astros
y hacer un símbolo poético de cada jornada!
Quiero decir que nadie sabe cavar al ritmo del sol
y que nadie ha cortado todavía una espiga
con amor y con gracia.
Ese panadero, por ejemplo, ¿por qué ese panadero
no le pone una rosa de pan blanco a ese mendigo hambriento
en la solapa?

César Vallejo

Perú - 1892- 1938

Poema 28 de Trilce

 

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el fecundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.
Cómo iba yo al almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.
A la mesa de un buen amigo he almorzado
con su padre recién llegado del mundo,
con sus canas tías que hablan
en tordillo retinte de porcelana,
bisbiseando por todos sus viudos alvéolos;
y con cubiertos francos de alegres tiroriros,
porque estánse en su casa. Así, qué gracia!
Y me han dolido los cuchillos
de esta mesa en todo el paladar.
El yantar de estas mesas así, en que se prueba
amor ajeno en vez de propio amor,
torna tierra el bocado que no brinda la
MADRE,
hace golpe la dura deglución; el dulce,
hiel; aceite funéreo, el café.
Cuando y se ha quebrado el propio hogar,
y el sírvete materno no sale de la
tumba,
la cocina a oscuras, la miseria del amor.

Antonio Manuel Sequeira

Argentina

Oda a la amistad y al beaujolais

 

Amiga,

cuando marzo

instituya,

con su milimétrica

precisión de relojero,

su calendario anual, su gloria

de cosechas,

su magia de vendimias,

su escándalo

de color

y la ruidosa alegría

del trabajo;

alzaremos las copas.

 

Cuando los vientos

cálidos muerdan

contra la roca

su obstinada fiereza

y deshagan los hielos

para que bajen

ásperos,

y se bifurquen

en acequias,

y brillen bajo el sol

en el rocío matutino

los racimos perfectos

de las vides;

chocaremos las copas.

 

Cuando despierte

del sueño, el zumo

mixturado,

y se levante

precioso, color sangre;

y tiña el cristal

de la copa

desde su tálamo

de roble,

macerado el sabor

frutal, en una orgía

de bonarda

y sangiovese;

elevaremos las copas.

 

Cuando recorra,

con su fresco sabor

de vino joven,

nuestra garganta seca,

y amplifique en el gesto

la amistad que nos une;

este vino será

un elixir bermejo

que se deslice lento

hacia el esófago,

y nos chispee la mirada

cómplice, y sólo nos permita

compartir cada momento.

Francisco de Quevedo

 

"No hay cuestión ni pesadumbre / que sepa amigo, nadar;/ todas se ahogan en vino,/ todas se atascan en pan…"- 

Pablo Neruda

Chile, 1904- 1973

Apogeo del apio

 

Del centro puro que los ruidos nunca
atravesaron, de la intacta cera,
salen claros relámpagos lineales,
palomas con destino de volutas,
hacia tardías calles con olor
a sombra y a pescado.
 

Son las venas del apio! Son la espuma, la risa,
los sombreros del apio!
Son los signos del apio, su sabor
de luciérnaga, sus mapas
de color inundado,
y cae su cabeza de ángel verde,
y sus delgados rizos se acongojan,
y entran los pies del apio en los mercados
de la mañana herida, entre sollozos,
y se cierran las puertas a su paso.
y los dulces caballos se arrodillan.
 

Sus pies cortados van, sus ojos verdes
van derramados, para siempre hundidos
en ellos los secretos y las gotas:
los túneles del mar de donde emergen,
las escaleras que el apio aconseja,
las desdichadas sombras sumergidas,
las determinaciones en el centro del aire,
los besos en el fondo de las piedras.
 

A medianoche, con manos mojadas,
alguien golpea mi puerta en la niebla,
y oigo la voz del apio, voz profunda,
áspera voz de viento encarcelado,
se queja herido de aguas y raíces,
hunde en mi cama sus amargos rayos,
y sus desordenadas tijeras me pegan en el pecho
buscándome la boca del corazón ahogado.
 

Qué quieres, huésped de corsé quebradizo,
en mis habitaciones funerales?
Qué ámbito destrozado te rodea?
 

Fibras de oscuridad y luz llorando,
ribetes ciegos, energías crespas,
río de vida y hebras esenciales,
verdes ramas de sol acariciado,
aquí estoy, en la noche, escuchando secretos,
desvelos, soledades,
y entráis, en medio de la niebla hundida,
hasta crecer en mí, hasta comunicarme
la luz oscura y la rosa de la tierra.

 

                                                                         Residencia en la tierra 2

Alfonso Reyes

México- 1889- 1959

El mal confitero

 

Es Toledo ciudad eclesiástica.
Para sola una noche del año,
Sus vides domésticas
Dan un vino claro.

 

Un vinillo que el gusto arrebola
Del epónimo mazapán,
Y que predispone muy plácidamente
Para recibir hasta el alma del aroma Canonical
De las uvas negras en aguardiente.

 

Y es que la Iglesia
Consiente la gula:
Para cada antojo hay una licencia;
Para cada confite, una bula.

 

Y cándida azúcar chorrea
Por el transparente de la Catedral;
Y en sus brazos arrulla la Virgen
Al pequeño dios comestible,
Rosado y salmón;
Y ¡oh, que famosas tajadas de Alcázar
Si, como es granito, fuera turrón!

 

Y es que la Iglesia consciente la gula;
Y monja sé yo que toda es azúcar.
Y que tiene vicioso al cielo
De la miel hilada al pelo,
Y sabe hacer unos letuarios de nueces,
Y otros de zanahorias raheces,
Y el diacitrón, codonate y roseta,
Y la cominada de Alejandría,
Y otras cosas tantas que no acabaría.

 

¿Pero aquel confitero que había,
que en azúcar y almendra y canela
los santos misterios hacía?
La Pentecostés y la Trinidad,
Y el Corpus y la Ascensión,
Y un Jesús casi de verdad
Con una almendrita en el corazón.

 

Pero tiene sus reglas el arte,
Y a cada figura, su parte.
Y también había un Luzbel
Con una cara ácida y larga,
Y le ponía en el corazón
Una insólita almendra amarga.

 

¡Terror de las madres: muerte solapada
en las golosinas!
¡Sazón a mansalva,
con el cardenillo de las cocinas!

 

Bien se yo que tiene sus reglas el arte,
Y a cada figura le toca su parte.
Mas ¿garapiñar almendras amargas,
Así sean las del corazón?
Caridades escusadas,
A fe mía, son.

 

¿Disfrazar un Luzbel con maña,
que se lo confunda con un Salvador?
Caridades excusadas,
A fe mía, son.

 

¡Oh, buen hacedor!
Hay arte mejor:
No me vendas rencor en almíbar,
Si he de hallar acíbar
En el corazón.

Almúdena Guzmán

Madrid, España, 1964

Soy un racimo de uvas...

 

Soy un racimo de uvas
y aguanto como puedo
este oleaje creciente de mi boca
aguijoneándome al sol.

 

Hasta que estallo.

 

 

Miguel Hernández

Orihuela, España- 1910- 1942

 

Uvas, granadas, dátiles,
doradas, rojas, rojos,
hierbabuena del alma,
azafrán de los poros.

 

Uvas como tu frente,
uvas como tus ojos.
Granadas con la herida
de tu florido asombro,
dátiles con tu esbelta
ternura sin retorno,
azafrán, hierbabuena
llueve a grandes chorros
sobre la mesa pobre,
gastada, del otoño,
muerto que te derramas
muerto que yo conozco,
muerto frutal, caído
con octubre en los hombros.

Eliseo Diego

La Habana, Cuba, 1920- 1994

En La Cocina

 

Enrosca el gato su delicia
de sí sobre sí mismo, duerme
de su principio a fin, secreto.
En tanto

 

esboza la penumbra disidencias
de cazuelas y potes, resistentes
al imperio del sueño.
Cae el mundo

 

por el filo del agua, gruñe
para sí el fuego, pero el gato
lo ignora:
permanece

 

sencillamente, inmune
a memoria y olvido, a salvo
en la delicia de su ser
-perfecto.

mesa pobre,gastada, del otoño,muerto que te derramasmuerto que yo conozco,muerto frutal, caídocon octubre en los hombros.

 

Soledad Álvarez

República Dominicana, 1950

Clase de cocina

 

Arrancarle la piel a la cebolla.

Desafiante

                sobre la tabla de cocina

como en el poema

                             la palabra.

Atravesar sus capas tiernas

su rojiza esfera  

llegar a su rotundo henchido corazón

a su poso de cristal

a su médula.

Pero no con el cuchillo

-por el filo el corte-

no con el ajeno utensilio y la pericia.

Con las manos tendré que desgajarla

con las uñas escarbar su carnadura

y lloraré incontenibles lágrimas

y su sabor será mi sabor

y su olor agrio mi marca.

Gustavo Pereira

Venezuela

Nadie se enfade

 

Una libra de queso un metro de leche

Sobre el mostrador las migas del pan se levantan rezongando

y el dependiente tiene unos ojos largos

Etiquetas bebidas baratas las frutas aumentaron la leche también

El panadero pone menos harina en el pan

Qué pasa todo eso es un robo qué pasa nadie se enfada

Salgo del café silbando como los otros.

 

Federico García Lorca

Fuente Vaqueros, España, 1898- 1936

La  granada

 

Es la granada olorosa
un cielo cristalizado.
(Cada grano es una estrella,
cada velo es un ocaso.)
Cielo seco y comprimido
por la garra de los años.
La granada es como un seno
viejo y apergaminado,
cuyo pezón se hizo estrella
para iluminar el campo.
Es colmena diminuta
con panal ensangrentado,
pues con bocas de mujeres
sus abejas la formaron.
Por eso al estallar, ríe
con púrpuras de mil labios...
La granada es corazón
que late sobre el sembrado,
un corazón desdeñoso
donde no pican los pájaros,
un corazón que por fuera
es duro como el humano,
pero da al que lo traspasa
olor y sangre de mayo.
La granada es el tesoro
del viejo gnomo del prado,
el que habló con niña Rosa
en el bosque solitario.
Aquel de la blanca barba
y del traje colorado.
Es el tesoro que aun guardan
las verdes hojas del árbol.
Arca de piedras preciosas
en entraña de oro vago.
La espiga es el pan. Es Cristo
en vida y muerte cuajado.
El olivo es la firmeza
de la fuerza y el trabajo.
La manzana es lo carnal,
fruta esfinge del pecado,
gota de siglos que guarda
de Satanás el contacto.
La naranja es la tristeza
del azahar profanado,
pues se torna fuego y oro
lo que antes fue puro y blanco.
Las vides son la lujuria
que se cuaja en el verano,
de las que la iglesia saca,
con bendición, licor santo.

las castañas son la paz
del hogar. Cosas de antaño.
Crepitar de leños viejos,
peregrinos descarriados.
La bellota es la serena
poesía de lo rancio,
y el membrillo de oro débil
la limpieza de lo sano.
Mas la granada es la sangre,
sangre del cielo sagrado,
sangre de la tierra herida
por la aguja del regato.
Sangre del viento que viene
del rudo monte arañado.
Sangre de la mar tranquila,
sangre del dormido lago.
La granada es la prehistoria
de la sangre que llevamos,
la idea de sangre, encerrada
en glóbulo duro y agrio,
que tiene una vaga forma
de corazón y de cráneo.
¡Oh granada abierta!, que eres
una llama sobre el árbol,
hermana en carne de Venus,
risa del huerto oreado.
Te cercan las mariposas
creyéndote sol parado,
y por miedo de quemarse
huyen de ti los gusanos.
Porque eres luz de la vida,
hembra de las frutas. Claro
lucero de la floresta
del arroyo enamorado.
¡Quién fuera como tú, fruta,
todo pasión sobre el campo!

Antonio Esteban Agüero

San Luis, Argentina, 1917- 1970

Digo la mazamorra

 

La Mazamorra, ¿sabes?, es el pan de los pobres,
la leche de las madres con los senos vacíos,
- yo le beso las manos al Inca Viracocha
porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo -.

 

Sobre una artesa viene para unir la familia,
saludada por viejos, festejada por niños,
allá donde las cabras remontan el silencio
y el hambre es una nube con las alas de trigo.

 

Todo es hermoso en ella: la mazorca madura,
que desgranan en noches de viento campesino,
el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro
que entre los granos mezcla rubores y suspiros.

 

Si la prefieres perfecta busca un cuenco de barro,
y espésala con leves ademanes prolijos
del mecedor cortado de ramas de la higuera
que en el patio da sombra, benteveos, e higos.

 

Y agrégale una pizca de Ceniza de jume,
la planta que resume los desiertos salinos,
y deja que la llama le transmita su fuerza
hasta que asuma un tinte levemente ambarino.

 

Cuando la comes sientes que el Pueblo te acompaña
a lo largo de valles, por recodos de ríos,
entre las grandes rocas, debajo de cardones
que arañan con espinas el cristal del estío.

 

El Pueblo te acompaña cada vez que la comes,
llega a tu lado, ¿sabes?, se te pone al oído
y te murmura voces que suben a tu sangre
para romper la niebla del mortal egoísmo.

 

Porque eres uno y todos, comiendo el alimento
de todos, en la fiesta del almuerzo tranquilo;
la Mazamorra dulce que es el pan de los pobres,
y leche de las madres con los senos vacíos.

 

Cuando la comes sientes que la tierra es tu madre,
más que la anciana triste que espera en el camino
tu regreso del campo, la madre de tu madre,
- su cara es una piedra trabajada por siglos -.

 

Las ciudades ignoran su gusto americano,
y muchos ya no saben su sabor argentino,
pero ella será siempre lo que fue por el Inca:
nodriza de los pueblos en el páramo andino.

 

La noche en que fusilen canciones y poetas
por haber traicionado, por haber corrompido
la música y el polen, los pájaros y el fuego,
quizás a mi me salven estos versos que digo

Gabriela Mistral

Vicuña, Chile, 1889- 1957

Pan

 

Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.

 

Me parece nuevo o como no visto,
y otra cosa que él no me ha alimentado,
pero volteando su miga, sonámbula,
tacto y olor se me olvidaron.

 

Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.

 

Otros olores no hay en la estancia
y por eso él así me ha llamado;
y no hay nadie tampoco en la casa
sino este pan abierto en un plato,
que con su cuerpo me reconoce
y con el mío yo reconozco.
 

Se ha comido en todos los climas
el mismo pan en cien hermanos:
pan de Coquimbo, pan de Oaxaca,
pan de Santa Ana y de Santiago.

 

En mis infancias yo le sabía
forma de sol, de pez o de halo,
y sabía mi mano su miga
y el calor de pichón emplumado...

 

Después le olvidé, hasta este día
en que los dos nos encontramos,
yo con mi cuerpo de Sara vieja
y él con el suyo de cinco años.

 

Amigos muertos con que comíalo
en otros valles, sientan el vaho
de un pan en septiembre molido
y en agosto en Castilla segado.

 

Es otro y es el que comimos
en tierras donde se acostaron.
Abro la miga y les doy su calor;
lo volteo y les pongo su hálito.

 

La mano tengo de él rebosada
y la mirada puesta en mi mano;
entrego un llanto arrepentido
por el olvido de tantos años,
y la cara se me envejece
o me renace en este hallazgo.

 

Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado...

Olga Orozco

La Pampa, Argentina, 1920- 1999

Señora tomando sopa

 

Detrás del vaho blanco está el orden, la invitación o el ruego,

cada uno encendiendo sus señales,
centelleando a lo lejos con las joyas de la tentación o el rayo del peligro.
Era una gran ventaja trocar un sorbo hirviente por un reino,
por una pluma azul, por la belleza, por una historia llena de luciérnagas.
Pero la niña terca no quiere traficar con su horrible alimento:
rechaza los sobornos del potaje apretando los dientes.
Desde el fondo del plato asciende en remolinos oscuros la condena:
se quedará sin fiesta, sin amor, sin abrigo,
y sola en lo más negro de algún bosque invernal donde aúllan los lobos
y donde no es posible encontrar la salida.

 

Ahora que no hay nadie,
pienso que las cucharas quizás se hicieron remos para llegar muy lejos.
Se llevaron a todos, tal vez, uno por uno,
hasta el último invierno, hasta la otra orilla.
Acaso estén reunidos viendo a la solitaria comensal del olvido,
la que traga este fuego,
esta sopa de arena, esta sopa de abrojos, esta sopa de hormigas,
nada más que por puro acatamiento,
para que cada sorbo la proteja con los rigores de la penitencia,
como si fuera tiempo todavía,
como si atrás del humo estuviera la orden, la invitación, el ruego.

Miguel de Cervantes

Alcalá de Henares, España- 1547- 1616

Queso manchego

 

"Sírvanse vuesas mercedes de ordeñar las ovejas manchegas a la antigua usanza y agréguesele flor de cardo manteniendo el condimento a una temperatura de 30 grados para obtener la cuajada. Sáquese del lebrillo con un cuenco o bacía y deposítese en los moldes de pleita, apretando para que escurra. Vuélvase a echar en su cuna y hágase preso de nuevo con toda fuerza posible hasta dejarlos cargados con pesos durante seis horas, al cabo de las cuales se depositarán en el dornajo con salmuera, ahogándolos durante dos días. Cumplido este tiempo llévense al secadero, donde se mantendrán en asueto durante 60 días y el aseo que es menester para las cosas del estómago. Al cabo de los cuales se retirarán de los vasares para el buen yantar en la mesa de canónigos y príncipes".

Álvaro de Campos / (Fernando Pessoa)

Portugal- 1888- 1935

 

Un día, en un restaurante, fuera del espacio y del tiempo,
me sirvieron el amor como callos fríos.
Dije delicadamente al jefe de la cocina
que los prefería calientes,
que los callos (y eran a la portuguesa) nunca se comen fríos.

 

Se impacientaron conmigo.
Nunca se puede tener razón, ni en el restaurante.
No corrí, no pedí otra cosa, pagué la cuenta
y me fui a pasear por la calle.

 

¿Quién sabe lo que esto quiere decir?
Yo no lo sé y a mí me pasó…
(Sé muy bien que en la infancia toda la gente tuvo un jardín,
particular o público o del vecino.
Sé muy bien que jugar era nuestro único mandamiento
y que la tristeza es de hoy.)

 

Esto lo sé de sobra,
pero, si pedí amor, ¿por qué me trajeron,
a la portuguesa, callos fríos?

 

No es un plato que se pueda comer frío
y me lo trajeron frío.
No me quejé, pero estaba frío,
no se puede comer frío pero llegó frío.

 

Julio Novoa

Uruguay

Soneto al huevo frito

 

Su túrgida hermosura al sol desvela
Y anima por las claras redondeces
Que al olfato constante ofician preces
De crepitante sal por sus estelas

 

Cerrada a cal y canto y prisionera
En inocente albúmina acunado
Trae la yema su lípido asombrado
De la quietud que roza sus laderas

 

Mas el destino es mano en sus entrañas
Y una hirviente algazara de carbonos
Aguardan el crujido de su grito

 

Se estremece la núbil faz huraña
Y, sufriendo su cuerpo de palomo,
Ríe – eterno y fugaz – el huevo frito.

 

Edgar Bayley

Argentina, 1919- 1990

La sartén

 

una sartén poco usada
sirve a veces para estallar
el aceite y el huevo
para estrellar el blanco
el rojo
el amarillo
por el calor de una llama
silenciosa

 

sirve el mango también
y el pulso de quien pone
en el plato el huevo embebido
en aceite y unas papas

 

una sartén usada sólo en ocasiones
sirve para el huevo y las papas
y cuando la fregamos y lavamos
advertimos el riesgo de acordarnos
de embarcarnos de nuevo
en una sartén poco usada

Salvador Rueda

Málaga, España- 1857- 1933

La sandía

 

Cual si de pronto se entreabriera el día
despidiendo una intensa llamarada,
por el acero fúlgido rasgada
mostró su carne roja la sandía.

 

Carmín incandescente parecía
la larga y deslumbrante cuchillada,
como boca encendida y desatada
en frescos borbotones de alegría.
 

Tajada tras tajada, señalando
las fue el hábil cuchillo separando,
vivas a la ilusión como ningunas.
 

Las separó la mano de repente,
y de improviso decoró la fuente
un círculo de rojas medias lunas.

 

José Manuel Arango

Colombia- 1939- 2002

Pimiento

 

Mira el pimiento cuyos frutos

lavados por la lluvia de la noche

son más rojos

Dos gajos cuelgan

sobre el muro encalado.

Tiempo de los pimientos:

hasta los más menudos

los arbustos entecos

se vencen de racimos.

 

Claribel Alegría

Nicaragua

Tamalitos de Cambray

(5,000,000 de tamalitos)

A Eduardo y Helena que me  pidieron una receta salvadoreña.

 

Dos libras de masa de mestizo
media libra de lomo gachupín
cocido y bien picado
una cajita de pasas beata
dos cucharadas de leche de Malinche
una taza de agua bien rabiosa
un sofrito con cascos de conquistadores
tres cebollas jesuitas
una bolsita de oro multinacional
dos dientes de dragón
una zanahoria presidencial
dos cucharadas de alcahuetes
manteca de indios de Panchimalco
dos tomates ministeriales
media taza de azúcar televisora
dos gotas de lava de volcán
siete hojas de pito
(no seas mal pensado es somnífero)
lo pones todo a cocer
a fuego lento
por quinientos años
y verás qué sabor.

José Hernández

Del Martin Fierro

380

Cuando se anda en el desierto

se come uno hasta las colas;

lo han cruzao mujeres solas

llegando al fin con salú,

y ha de ser gaucho el ñandú

que se escape de mis bolas. 

 

Fernando Luis Pérez Poza

Pontevedra, España

Canción del besugo asado

 

No hace falta ser de Lugo
para asar un buen besugo.
Con aceite, pan rallado
perejil y un buen tostado
satisfecho de la broma
quedará quien se lo coma.
En tres cortes por un lado
pon limón al asustado
y quítale las agallas
al iniciar la batalla
para que sienta la sal
y no te sepa fatal.
Extiéndele la papilla
desde el centro hasta la orilla
con la fórmula indicada
y la mesura adecuada
antes que cumpla condena
en el horno y no en la trena.
Con limón bien rociado
se pondrá todo dorado
si lo has asado con tino
y es besugo y no el vecino.

Josep Carner i Puig- Oriol

Barcelona, España, 1884- 1970

Poema sobre la sopa de tomillo

 

Humo que vas al tejado y que sales copo a copo, dices a la luna afilada, cerca de la olla salta el fuego, la madre grita y trasiega y vigila de reojo la sopa de tomillo que está si hierve o no hierve: si de lejos el humo avistas, termina, padre, te digo; ya se colocan las sillas y las sopas hacen bonito, hasta la boca más golosa de deseo de tenerla se muere, sopa humilde, sopa dorada, moldeada con aceite de oro, descubrimiento que se nos hizo llegar por un sabio abuelo, la hierba humilde de roca seca, que penetra de virtud, con la séptima cucharada encuentran la conversación los mayores y en la última el sueño los niños.

 

Gabriel Impaglione

Argentina

Pan

 

Los duendes de la harina en la ronda fértil de las manos

cuelgan guirnaldas en la casa,

atizan el crepúsculo del horno para cobijar

la pura bandada del pan, sus mil abracadabras.

Rigurosa esencia de la luz que gobernará la mesa.

Viene del profundo corazón del hombre,

viene con el hijo inventando caminos.

Llega de la tierra y el agua

y el viento prendido al canto de la aurora,

se hace tangible en el rito de nube constelada

que funda su estructura,

crece donde el fuego ha dejado roja plegaria adherida al tiempo.

Crepita en las canastas de la algarabía

para repartirse luego, de mano en mano.

 

Ruben Darío

Nicaragua, 1867- 1916

(Últimos versos de: “Del trópico”)

 

Y la patrona, bate que bate,
me regocija con la ilusión
de una gran taza de chocolate,
que ha de pasarme por el gaznate
con las tostadas y el requesón.

 

(fragmento del Popol Vuh) 

 

De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne;
de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas
del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne
de nuestros padres… 
 

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