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Verde!

José Emilio Pacheco

México

 

Y poco a poco fuimos devorando la tierra
Emponzoñada ya hasta su raíz
no queda un árbol ni un vestigio de río
El aire entero es podredumbre
y los campos océanos de basura
Soy el último hombre
Sobreviví a la ruina de mi especie
Puedo reinar sobre este mundo
pero de qué me sirve

Eugenio Montale

Italia – 1896- 1981

Después de la lluvia
 

Sobre la arena mojada aparecen ideogramas
en forma de pata de gallina. Miro hacia atrás
pero no veo refugios o asilos de volátiles.
Habrá pasado un ánade cansada, o tal vez coja.
Aun siendo un chino no podría
descifrar ese lenguaje. Un soplo
de viento bastará para borrarlo.
No es cierto que la Naturaleza es muda.
Habla sin orden ni concierto. Nuestra única esperanza
es que apenas se ocupe de nosotros.

Gustavo Pereira

Venezuela

Sobre salvajes

 

“Los pemones de la Gran Sabana llaman al rocío Chiriké-yeetakuú, / que significa Saliva de las Estrellas; / a las lágrimas Enú-parupué, que quiere decir Guarapo de los Ojos, / y al corazón Yewán-enapué: Semilla del Vientre. / Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejo-koji (El Sol del Pecho) / para nombrar al alma. / Para decir amigo dicen Ma-jokaraisa: Mi Otro Corazón. / Y para decir olvidar dicen Emonikitane, que quiere decir Perdonar. / Los muy tontos no saben lo que dicen. / Para decir tierra dicen madre / Para decir madre dicen ternura / Para decir ternura dicen entrega / Tienen tal confusión de sentimientos / que con toda razón / las buenas gentes que somos / les llamamos salvajes.”-

Kakinomoto no Hitomaro

Japón - c.660- c.708

 

El invierno marchitó

toda la hojarasca de la montaña:

Su desolación

ahora es su dignidad; su belleza

la fría pureza de la luna .

 

Mark O’Connor

Melbourne, Australia - 1945

 

El hombre blanco no supo seguir la corriente de la anguila
no podía correr más que la cotorra
pero cortó el árbol
estancó los arroyos
y atrapó en su ancha red de campos
al veloz pez de la nada.

                                                                                    Trad.: Jorge Salavert Pinedo 

Washington Benavides

Montevideo, Uruguay

Sentado junto al río

 

Sentado junto al río de la infancia,

más allá de tus botas destripadas,

mirándolo arrastrarse, caldo ciego,

lento elefante herido y amarrado

por la proximidad de fábricas, desagües,

cloacas, frigoríficos, curtiembres,

óleos, venenos y productos químicos.

Sustituídos sus ávidoscardúmenes

(sábalos, pejerreyes, tarariras)

por una fauna que asustara a El Bosco:

envases de cartón, plástico o lata,

falsas boyas, desechos sin retorno,

botellas, fetos, ollas trepanadas,

tristes medusas de preservativos,

humores químicos que todo matan

y la esterilidad del mundo plástico.

Atado a márgenes adulteradas

entre colinas de altos basurales

y oleosas lagunetas; como un parto

de Muerte, el río se extenúa y no

consigue que su cuerpo impuro llegue

al Mar, a su más puro movimiento.

 

 de "Fontefrida" (ed.1979. Montevideo)

Rodolfo Alonso

Buenos Aires, Argentina

Bajo la paz del tilo

 

Da tinte al tiempo con su temple el tilo,

con tanto tino, con ternura tanta,

que todo se estremece, toma aliento.

Pablo Neruda

Chile- 1904- 1973

Oda al aire

 

Andando en un camino
encontré al aire,
lo saludé y le dije
con respeto:
“Me alegro
de que por una vez
dejes tu transparencia,
así hablaremos”.
Él incansable,
bailó,movió las hojas,
sacudió con su risa
el polvo de mis suelas,
y levantando toda
su azul arboladura,
su esqueleto de vidrio,
sus párpados de brisa,
inmóvil como un mástil
se mantuvo escuchándome.
Yo le besé su capa
de rey del cielo,
me envolví en su bandera
de seda celestial
y le dije:
monarca o camarada,
hilo, corola o ave,
no sé quien eres, pero
una cosa te pido,
no te vendas.
El agua se vendió
y de las cañerías
en el desierto
he visto
terminarse las gotas
y el mundo pobre, el pueblo
caminar con su sed
tambaleando en la arena.
Vi la luz de la noche
racionada,
la gran luz en la casa
de los ricos.
Todo es aurora en los
nuevos jardines suspendidos,
todo es oscuridad
en la terrible
sombra del callejón.
De allí la noche,
madre madrastra,
sale
con un puñal en medio
de sus ojos de búho,
y un grito, un crimen,
se levantan y apagan
tragados por la sombra.
No, aire,
no te vendas,
que no te canalicen,
que no te entuben,
que no te encajen
ni te compriman,
que no te hagan tabletas,
que no te metan en una botella,
cuidado!
llámame
cuando me necesites,
yo soy el poeta hijo
de pobres, padre, tío,
primo, hermano carnal
y concuñado
de los pobres, de todos,
de mi patria y de las otras,
de los pobres que viven junto al río,
y de los que en la altura
de la vertical cordillera
pican piedra,
clavan tablas,
cosen ropa,
cortan leña,
muelen tierra,
y por eso
yo quiero que respiren,
tú eres lo único que tienen,
por eso eres
transparente,
para que vean
lo que vendrá mañana,
por eso existes,
aire,
déjate respirar,
no te encadenes,
no te fíes de nadie
que venga en automóvil
a examinarte,
déjalos,
ríete de ellos,
vuélales el sombrero,
no aceptes
sus proposiciones,
vamos juntos
bailando por el mundo,
derribando las flores
del manzano,
entrando en las ventanas,
silbando juntos,
silbando
melodías
de ayer y de mañana,
ya vendrá un día
en que libertaremos
la luz y el agua,
la tierra, el hombre,
y todo para todos
será, como tú eres.
Por eso, ahora,
cuidado!
y ven conmigo,
nos queda mucho
que bailar y cantar,
vamos
a lo largo del mar,
a lo alto de los montes,
vamos
donde esté floreciendo
la nueva primavera
y en un golpe de viento
y canto
repartamos las flores,
el aroma, los frutos,
el aire
de mañana.

 

 De Odas elementales

Daniel Montoly

República Dominicana

Requiém a los cerezos
                                                                         A José Watanabe


Poeta, el cerezo florecido lágrimas
sobre la levedad de la tumba
te acoge como distinguido huésped.
Los bueyes llevan púrpuras guirnaldas
en sus menguantes cuernos
las garzas blanquean el lago
y en el fondo los peces
zurcen una estrella en tu destino
con el fulgor de sus escamas.
La brisa ruge detrás de los montes
como una leona enamorada
los pájaros escuchan sus rugidos
despiertan con sus vuelos
la apacibilidad del río de los rostros
donde millones de piedras encendidas
forman un bosque de arco iris.
Poeta, con tu muerte el cielo se cubre
con lentejuelas arrancadas
al vestido de lo incierto.
Las visibles huellas del invierno
se extienden a lo largo.
El guardián del hielo arrastra en soledad
sus pasos hacia el Monte Fuji.

Arnold de Vos

Holanda - Italia

El sendero de la humanidad

 

Un río de ovejas desciende

incontenible de la montaña.

Es la recaida de la estación,

no se puede poner dique al otoño.

Ni al progreso.

Pero que nos deje las ovejas

al menos por un poco, y la alta montaña

aún no consumida por tanto cemento.

 

El río de las construcciones se alza

después de empantanar la llanura entera,

de amurallar los pocos árboles que todavía pueden verse.

La guillotina del agujero de ozono

decapita el verde. Se necesita

una contrarrevolución industrial

para contener la demolición del mundo,

salvar de la loca trashumancia hacia el inhabitable capitalismo

los senderos de la humanidad.

                                                                       Trento, 24 de julio de 2010.

Traducción: Gabriel Impaglione.

Philip Hodgins

Victoria, Australia, 1959 – 1995

Sal y erosión

 

Lo que en su día fue un prado
es ahora un mapa.
La gran hendidura de la erosión
lo atraviesa por el centro,
retorcida, como si la página
estuviera truncada;

errática, lo recorre de una a otra punta
como si su línea dentada
fuese el gráfico de las finanzas,
que representara el alza productiva
de la sal subterránea,
y el declive en picado del granjero.

Sus penurias nacen todas
de esa indolente facilidad
con la que la excavadora
arrancó el mantillo
y despejó el prado
de los árboles que atraían el agua.

Y si bien fue sólo el principio,
en verdad de nadie es la culpa.
Nada había que nos pudiera
anunciar este cambio.
Lo que un día fue escarcha,
es ahora una costra de sal.

                                                                                   Trad.: Jorge Salavert Pinedo

Cyro de Mattos

Brasil

Poema todo verde

 

O verde de todas as chuvas

Escorrendo em chão de infância

Amado nas flores ideais.

O verde de todos os ventos

Brincando na várzea intensa

Amanho de eterna paz.

O verde de todos os pássaros
Cantando na irmandade dos ares

Aragem de rações iguais.

O verde de todos os sóis

Iluminando geografias impossíveis

Armadura de colheitas ideais.

Carregado de verde nas nuvens

Molhar o mundo fero e solitário

Pelos quatro cantos cardeais.

Chico Mendes

 

“Al principio creí que estaba luchando por salvar los árboles del caucho. Después pensé que estaba luchando por salvar la selva amazónica. Ahora me doy cuenta de que estoy luchando por la humanidad”.- 

Roberto Piva

São Paulo, Brasil - 1937

Manifiesto de la selva más próxima

 

Abolição de toda convicção que dure

mais que um estado de espírito.

Álvaro de Campos

                                                                                        Para Henri Michaux, in memoriam

 

Los productos químicos, la industria farmacéutica & las miasmas roerán tus huesos hasta la médula / cadáver rico en vitaminas / remolinos en el río de la industria / burócratas ideológicos muriendo de reír / marxistas que después que les arrancaran la próstata tomaron el poder / vastos desiertos en el Cerebro / políticos estadísticas cáncer en el rostro vacío de las avenidas de la Noche / Mujeres agarrando niños salvajes para meterlos en el Buen Camino / silbidos & hambre del verdadero carajo humeante / Robert Graves, Brillat-Savarin & el refrán de mis deseos / Hechicería Ecológica en el Liquificador Minotauro / hortalizas incineradas por el mercurio / botinadas de Ia KGB & canciones. punzantes / Tiempo en el hueso / Televisión/ Centauro en la ruta de la Revuelta / Estrellas colgadas del hollín / Catecismo de la Perseverancia Industrial / Los Gobiernos existen para dejarte con ese aire de perro golpeado / Los Gobiernos existen para preparar la sopa del General Esfinge / Los Gobiernos existen para que tú pienses en la política & olvides la Erección / Batuque Nuclear Ángel-Hornaz a / Poesía urbana-industrial en nuevo ritmo / Ciudad agotada en la fealdad pre-Colapso / recrear nuevas tribus / renunciar a la regla / Nuevos mapas de la realidad / derrotero erótico derrotero poético/ Horacio & Lester Young / Tribus de niños en la selva / tambores llamando a la Orgía / hogueras & plantas afrodisiacas / abandonar las ciudades / rumbo a las playas salpicadas de esqueletos de Monstruos / rumbo a los horizontes ebrios como ángeles fuera de ruta / Tierra hermana mía / entraremos en la lluvia que hace inclinar nuestro pasaje a los Guaimbé* / Delincuencia sagrada la luz enriquecedora de la Poesía / Crear nuevas religiones, nuevas formas físicas, nuevos anti-sistemas políticos, nuevas formas de vida / Ir a la deriva por el río de la Existencia.

 

* Guaimbé: Planta de tallo trepador que se apoya en el tronco de otros árboles. Familia de las aráceas.

 - del libro Paranoia, publicado (1963) por  Massao Ohno; reeditado (2000) por el Instituto Moreira Salles.- Traducción, Leo Lobos

Jorge Riechmann Fernández

Madrid, España- 1962

 

El rocío suplica a la montaña
que se quite la sal de los labios:
 

pero a ella están talándole las faldas,
no tiene tiempo.

William Osuna

Caracas, Venezuela - 1948
Epopeya del Guaire

 

El río Guaire tiene malos modales, cuando va
en los autobuses nunca le cede el puesto
a las parturientas, se sienta primero que las
damas, en los entierros grita más alto que
las viudas, dice impertinencias del muerto, cuentos de
los otros ríos.
 

A mí que no me nombre, dice el
Orinoco, no fue grumete en La Invencible ni
pudo unir sus aguas a los siete mares de China.
Los indios lo taparon con concha de totuma
para que los españoles no se lo bebieran.
No se parece a los ríos de don Jorge Manrique.
La mar océano no lo soporta; respecto a
él filosofa como un sabio chino: “Un río que no sabe morir es un golfo”
 

¿Quién lo maleó?
 

No lleva doblón, ni sencillo, ni baúl de
pirata en sus dominios.
Tampoco rabo de tigre, tiene la carne peluda.
 

No trabaja, no canta.
Se monta en un perol de leche o
sobre el capó de un carro a mirar
los colores de la ciudad: es un río
que contempla, no para que lo contemplen.
Tan pobre: si la luna de los amantes
se atreviera a conversar con él ningún puente
la aceptaría; que no le vaya a pelar
los ojos a la laguna negra, el poeta
Acevedo sería capaz de encerrarlo en un soneto.
 

Bronca de ríos y que hermanos. No me
meto en esos líos familiares. Así me
enseñaron en la escuela. No es mi problema.
 

Por el camino que da a la selva,
donde se gesta un remolino de caimanes;
y el árbol de caucho brilla como un
estuche de precioso bisturí, Andrés Mejía le fue
a meter chirimbolos del Guaire al Magdalena:
el Magdalena tan reilón con sus dientes de
oro y muelas de esmeralda lo dejó beber
ron durante tres días. No le paró.
Lo emborrachó, le silbó una cumbia, un bambuco.
Y así se lo envió al Motatán, metido en
un guacal de manzanas para la casa de
Hermes Vargas. Cuentos de Andrés. Más sabe Andrés
por Andrés que el Magdalena y sus pedrerías.
La flor fétida, el aceite de las refinerías, la
garcita urbana y una nevera desportillada
son cifras que acompañan. En algunos casos el
sol es un golpe de espuelas contra las
aguas revueltas.
 

El río Guaire es mi amigo. Yo le
pido la bendición. Él es como un burrito
indómito que atraviesa la ciudad cargado de botellas vacías:
ningún río de las Francias y de las
Alemanias se le compara. Está enamorado de la
quebrada de Catuche. Qué amores
Intercambian bacinillas detrás de los estacionamientos, si los vieran.
El Dumbo Márquez no lo quiere: su Harley Davidson
se ahogó en sus aguas. Yo sí lo
quiero, no es como el Orinoco que se
alimenta de músicos; se tragó toda una orquesta,
y las cartas de amor de Argenis Daza Guevara;
y si no quería cantar y amar, ¿por qué lo hizo?
Qué desperdicio. Tan pedante.
 

En mi infancia yo quería al Orinoco.
En ese cruce había un araguaney, donde se
enlazaban los gatos, que lo miraban a uno
con sus ojos de oro. El viento corría
por ahí: hablaba como duro cartón. Bajaba gruesa
neblina por La Puerta de Caracas. Todos los
autobuses pasaban de largo y se metían al cine.
 

Mi infancia que tenía más colores que los
de un poeta de provincia en su provincia,
no distinguía las aguas, todas eran iguales.

 

Jorge Debravo

Guayabo de Turrialba, Costa Rica –1938 – 1967

Milagro

 

Misteriosas substancias emergen de la luz.
Genésicas materias laboran en la noche.

 

Una mañana amanecerá la muerte
recolectando flores,
subiendo por la savia y por la sangre
para besar al hombre.

 

Y el tiempo llenará
de ojos los relojes,
para ver el milagro
del hombre haciendo al hombre.

                                                                

En Los despiertos.

José María Hinojosa

Campillos, España, 1904 – 1936

Sequía

                                                      A Luis Buñuel

Los árboles negros,
cruzan
sus ramas,
pidiendo
un poco de agua.

 

Los árboles negros,
clavan
su mirada,
en el cielo.

 

A los árboles negros,
no les cae agua,
y casi secos,
fijan sus ojos
en la tierra sin jugo
y sin aliento.

Alberto Ramponelli

Buenos Aires, Argentina

De campo somos

 

Ya no hay campo.
Me lo dicen veloces motocicletas
con jinetes enmascarados
persiguiendo
conejos de bolaño
por lánguidas praderas de Saladillo o
Chivilcoy.
Ya no hay campo.
Quiero decir, campo como
el de antes, ese campo nuestro
de Girondo, campo
que engordaba con trigo a las vanguardias,
henchía sus versos de metáforas bicornutas
y viajes al París consagratorio.
Que nadie se llame a engaño, entonces.
Aunque el viento tenga a veces
olor a lluvia y la lluvia
se parezca un poco a
viento mojado
son dos cosas distintas, como
distinta es una vaca de un conejo y
distinto es el trigo de la soja.

Luis Benítez

Buenos Aires, Argentina

Conversaciones

 

La historia de las constelaciones

grabada en el brillo de una hoja:

quisiera leer la hoja

y recordar aquella forma

de donde nos desprendimos

los seres y las cosas.

Y antes de que nos devore la Gran Noche

oír su nombre,

por empañar la orgullosa oscuridad

con el ardiente sonido de la luz, al quebrantarse.

Miguel Hernández

 

“los gorriones son los niños del aire”.

Walter Mondragón

Colombia

Libertaria

 

Rescatar los pájaros

heridos o cautivos

y libertarlos luego

es su oficio:

Ama ser libre.

Wallace Stevens

Reading, Estados Unidos - 1879- 1955

Seis paisajes significativos
 

I
Un hombre viejo está sentado
A la sombra de un pino
En China.
Ve una consólida,
Blanquiazul,
Al borde de la sombra,
Moverse con el viento.
Su barba ondea con el viento.
El pino ondea con el viento.
Así el agua fluye
Sobre la maleza.

 

II
La noche es del color
De un brazo de mujer:
Noche, la hembra,
Oscura
Fragante y flexible,
Se oculta.
Una charca brilla
Como un brazalete
Que se agita en la danza.
 

III
Me mido a mí mismo
En un árbol alto.
Descubro que yo soy mucho más alto,
Porque alcanzo directamente al sol,
Con mi ojo;
y alcanzo a la orilla del mar
Con mi oído.
Aún así, no me gusta
La forma en que las hormigas
Entran y salen de mi sombra.

 

 

IV
Cuando mi sueño estaba cerca de la luna
Los blancos pliegues de su falda
Se llenaron de luz amarilla.
Las plantas de sus pies
Enrojecieron.
Su cabellera se llenó
De azules cristalizaciones
Provenientes de estrellas
No lejanas.

 

 

V
Ni todas las cuchillas de los postes,
Ni los escoplos de las largas calles,
Ni los mazos de las cúpulas
Y altas torres
Pueden tallar
Lo que puede tallar una estrella
Cuando brilla a través de las hojas de parra.

 

 

VI
Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas,
Mirando al suelo,
Mirando al techo.
Se limitan
A triángulos rectángulos.
Si intentasen romboides,
Conos, sinuosidades, elipses
-Como, por ejemplo, la elipse de la media luna-
Los racionalistas llevarían sombreros.

Ivan Flores

Ibarra, Ecuador-  1963

Madera

 

En la eternidad del Origen

el Centro,

la semilla,

rosa cubierta por las entrañas del limo.

En esa misma eternidad,

de las entrañas para arriba

el árbol: cielo abajo.

 

Madera paciente decantándose

cientos de bocas

en la leche subterránea de la tierra,

substancia caleidoscópica

arcoiris en la oquedad del maderamen,

transmutándose,

alquitarándose

para parir belleza,

agua pura para los ojos,

pan del cielo

para el cielo del hombre.

 

La madera rica,

deliciosamente pintada,

graciosamente bella...

es cuadro, imagen

creación

arte y sombra del camino.

 

Los ojos arriba

se cuelan por entre las hojas

y la luna descuelga su belleza

y así, el sol con ella,

deja que su luz se acomode y acaricie la forma vegetal,

ese mismo destello imperecedero

es transparentado por la tierra

en el cuerpo del árbol: Madera.

 

Madera de colores hipnóticos,

plácidos,

oro paciente, filtrado

y con alas.

Madera de colores:

Negro nogal, del negro

taciturno

que se hace brillante plata cuando la luz le toca,

brillante en sus esmaltes engastados,

púrpura de pulpa

negra.

Rojo, caoba y cedro también nos danzan quietos...

Y es la ancianidad niña

y el canto de pájaro azul el que nos lleva

en el amanecer despierto.

 

Ceibo, ocre puro

oro sin testigos

oro sin orín

fino, felpudo y amoroso,

largas hojas manos

observan y juegan

sin que la mezquindad

de los miserables

las dejen sin su oro.

 

La nube se convoca en la invocación de la madera viva

y en la muerta

las manos tocan selva,

pradera, colina, cerro y montaña.

 

Madera y árbol

son el hombre

y del hombre.

 

Mansa, se deja acariciar.

Duro, firme y paciente

armoniza la tierra con el agua arcangélica.

 

Huayacán, sonido misterioso

de ojos más profundos que el laurel

duerme joven en la perfumada vitalidad del río,

viejo ya y apoyándose en el crepúsculo

abre su eternidad y cae

para unir luz y tinieblas,

para cantar el triunfo de Dios.

 

Hermafroditas

las copas del violeta

en la flor,

de la luz y la música que pueden ver hasta los ciegos,

son los árboles de colores

son las hembras y machos que se enamoraron de su

/propia hechura

de su vastedad

de sus lunas y soles,

amigas y amigos de todos los vientos,

del deslumbre del esteta

y novias azules y amarillas del pensador,

tocan sus campanas

en un solo instante,

en la tierra ya son semen

y críos y solo senderos.

 

Rojas las hojas de las estrellas

cruzan vibrátiles,

esas flores del árbol

que son siderales

que es estrella y que es luna.

Para los poetas

en el camino

están sembrados,

si los cortan para que este no los vuelva a ver

ellos dejan el perfume de su ser

Sándalo que ha golpeado el hacha con su fragancia.

 

Por eso:

por eso, fálico el árbol

por eso es santo

por eso tiene innúmeros hijos

que se recrean con su sola presencia...

 

Árbol, Madera... Origen.

 

 De: 10 60 90- 10 poetas ecuatorianos de los 90s (nacidos en los 60s)- K-Oz Editorial

 

Mario Jaime 

Después de la historia

 

Cuando expire el último hombre se prenderá el mundo; reiniciará la vida

y el espasmo final del ser humano será hermosa señal de un pulcro inicio.

¡Loor al fénix enhiesto en su ceniza!

                            Cuando las raíces crezcan en su herrumbre.

Los hongos boten, rajen, pulvericen el asfalto,

lianas verdi-azules invadiendo el metro,

               oficinas y bodegas infestadas de felinos,

              arco iris reflejado en el caparazón escarabajo,

supermercados decadentes madrigueras

                       de tordos, linces, pumas y vampiros.

Excusados limpios con moho, protozoarios, algas rojas.

               Manadas de antílopes ocuparán las carreteras.

Ya no habrá duendes ni hadas sino luciérnagas y ratas.

                 La música volverá a fundir aullidos de coyote.

Avanzará la selva sobre ruinas de titanium

                  y la luna sonreirá a  transbordadores apagados.

Ácaros y chinches comerán poemas, ensayos y novelas,

los grandes literatos serán nidos de arañas.

                                En tanques y cañones anidarán blancas palomas

y los barcos estancados se tornarán de vida arrecifal.

 

Serpientes enroscadas en las lámparas,

   mapaches royendo cables de pantallas,

           un tapiz esmeralda y húmedo con hormiguero

                                   y un telón de enredaderas como pátina.

 

Caimanes escapando del subsuelo,

lemures aferrados al semáforo,

mandrágoras, lapas, erizos en la base,

cormoranes en la cima de una planta petrolífera.

      Sobre el altar de las iglesias, orangutanes copulando.

                       En la pila del bautismo los sapos con sus hembras

Habrá armonía, rutilante fiesta.

Millones de bacterias y nereidas.

          Escorpiones en pirámide, veneno y conmoción.

 

No más nombres ni palabras.

Sólo trinos y frecuencias de un delfín.

 

Polvo, polvo y ruinas lo nefando del soberbio.

¿La estatua de la libertad? Bajo las aguas.

¿El arco del triunfo? Sobre un iceberg.

¿El muro de los lamentos? Termitero en jungla.

 

Museos, estadios, terminales

escarcha atronadora en ímpetus .

 

Filas enteras de camiones serán cubiertas por el musgo

convertidas en montañas de una alfombra florecida.

 

Nada de religión, dinero, asco

sino rugidos, bandadas, migraciones.

 

Volverá la aurora a recorrer sus velos,

   luz de rosas a limpiar el agua.

Todo ladrillo, acero, juzgado y aeropuerto

        será tapiado con rocío, madreperla y liquen de cristal.

 

La Virgen mancillada, la Diosa escarnecida

          limpiará sus manchas, borrará de su recuerdo

la Vergüenza.

 

Reiniciará la evolución.

La verdadera.

Sin errores. Sin insultos.

¡Cómo lloverán dádivas del cielo rojo!

¡Cómo volcarán dones las medusas en las pozas!

¡Cómo destilará música el atolón del plenilunio!

 

Saltos, ardillas y lagartos

de rama en rama temblorosos.

Signos de festejo, colorido en  vigencia

de Poesía.

Única transparencia del arroyo,

el tiburón que despedaza focas

y perfume de tormenta que acaricia los volcanes.

         Otra vez un planeta sano: fértil.

 

        La gloriosa fecha donde no exista,

    donde no quede mínima huella del humano.

Lo profetizo,

el fin de la idiotez,

de la filosofía.

 

                                                                     Lo sueño y no saben como deseo

que en este lugar, en esta época:

se borre la tinta en el abismo de las aguas

se disuelva, se lo traguen los peces

y como último tributo al ser humano que defequen,

este poema.

Alejandra Burzac

Tucumán, Argentina

Depredación

 

Buscando en las entrañas de la tierra

el dorado esplendor, ambicionado

para saciar sus ansias impiadosas

de alcanzar el sueño anhelado.

 

Encuentran en lo alto, el Farallón,

su filón llora amarillas y cobrizas lágrimas;

cobrizos son los seres que la exhuman

heridos por el hambre y por el látigo.

 

El gringo ambicioso se relame

haciendo eviscerar la tierra inerte,

sangrante en el sudor desmesurado

que pico a pico sostenido, la devasta.

 

Astillas de su piel, pone en los hombres.

Que le importa al saqueador descomedido,

codicioso, tunante, desalmado

en su vil gesto depredador, aprisionado

herir la tierra o a Dios con el punzante dolor

de su albedrío.

                                                          

Del Libro: Instintos Naturales

Antonio Machado

España, 1875- 1939

 

Los árboles conservan
verdes aún las copas,
pero del verde mustio
de las marchitas frondas.

 

    El agua de la fuente,
sobre la piedra tosca
y de verdín cubierta,
resbala silenciosa.

 

    Arrastra el viento algunas
amarillentas hojas.

¡El viento de la tarde
sobre la tierra en sombra!

Santiago Bao

Villa Gesell, Argentina

La inquietud del jaguar

 

He habitado la piedra

días de soles violentos

y noches de lunas poderosas.

Los que me veneraron

durante siglos

incorporaron mi imagen

a templos magníficos

a pasadizos donde transcurrían

dioses poderosos

y primordiales

donde se oraba en los reclinatorios

del delirio.

A esas ofrendas de sangre

me asomé jubiloso

a los días nuevos.

El tiempo aún no concluyó

su tarea de desgaste y olvido,

lentamente desaparezco

en la piedra que se deshace

mientras mi doble

vaga arrinconado en la jungla

escasa

ya sin esperanzas en el retorno

de quienes me fijaron

en la piedra venerable.

Juan Calzadilla

Venezuela

Cantar a los pájaros

 

Observa con qué facilidad escribes
sobre pájaros. Pero ¿cuántos has palpado
amorosamente con el calor de tus manos?
¿Cuántos han latido realmente
bajo la presión de tus dedos?
¿Acaso los has descrito
sin olvidar detalle como quien
conoce bien un cuerpo amado?
¿Los has liberado acaso
del peso de tus palabras?

Ana Ajmatova

Rusia- 1889- 1966
Soneto de estío

 

Más que yo vivirá lo que aquí vive,
hasta los nidos de los estorninos,
y este aire migratorio que cruzó,
aire primaveral, la mar en vuelo.
 

La voz eternidad de allá nos llama,
del más allá con su invencible fuerza,
y por encima del cerezo en flor,
la luz lunar menguando se derrama.
 

Parece que blanquea sin estorbo,
a través de las verdes espesuras,
la senda que no digo adónde lleva...
 

Allí hay más claridad entre los troncos
y todo se asemeja a la arboleda
que circunda el estanque en Tsárkoie Seló.


Versión de María Teresa León

Juan Laurentino Ortíz

Puerto Ruíz, Entre Ríos, Argentina –1896 - 1978

Fui al río
 

Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
 

Regresaba
-¿Era yo el que regresaba?-
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!

Raquel Ilonbe

Guinea Ecuatorial -1938- 1992

Los ríos hablan

 

Los juncos tapen mi cuerpo,
mis pies, mi cara,
que nadie vigile
que escucho en silencio el agua
de los ríos que me hablan.

 

El sonido de las piedras,
al rozarse con el agua,
son besos de tarde y luna,
y besos de madrugada.

 

Un día me dijo alguien
que los ríos nunca hablan,
que sólo siguen su curso
y sin palabras escapan.

 

Qué triste pasé aquel día
al escuchar sus palabras,
me fui corriendo hacia el río
para que él me explicara
por qué yo le oigo tan claro
y otros no le oyen nada.

Esteban Moore

Argentina

Paisajes

 

 “...caught in a sort of hell, how/shall he convert this underbrush, how turn

 this unbidden place/ how trace an arch again/ the necessary goddess? “

                                                        Charles Olson

 

Una nueva cartografía del mundo------podrá estar

representada por un gran mapa  ---que atravesado

de un número indeterminado  -de rutas asfaltadas

                                                y anchas autopistas

cruzándose  -arbitraria -azarosamente constituyen

una compleja --y enmarañada red de encrucijadas

en ellas

podrás recorrer

en una  fulgurante máquina último modelo

y --------------------------------cómodamente

en un ambiente climatizado

     y con las ventanillas herméticamente cerradas

las distancias -que te separan de tu destino

                           velozmente podrás enfrentar

las curvas- contracurvas -rectas -y peraltes- 

                                                que

                se multiplican –continua y

                peligrosamente

en los sinuosos  /y brillantes ríos de asfalto

           que te aíslan del mundo circundante

    ahí

    desde ese -tu punto en eterno movimiento

                     observarás -con cierta ansiedad 

                   el horizonte

                            la elipsis del sol en su caída

cuyo significado ---sancionado culturalmente

será recordado cuando ella te acaricie la nuca

y vos --------------soltás una mano del volante

                     para acariciarle la pierna

y ella te dirá que tiene hambre

y vos pensás en hacer una parada -en la próxima estación de servicio

                            donde protegidos -por el mismo aire acondicionado   

                                      y los mismos aromas -y la misma decoración

                     consumirán rápidamente la misma comida -que se sirve

             en  todos los restaurantes -de todas las estaciones de servicio

                                                                                             del mundo

               y luego buscarán un hospedaje cuya escenografía interior

                                                   --magnifica

                                                                        los deseos de Occidente

             y en la mañana reiniciarán el viaje por los caminos de asfalto

                                                      que reproducen y sistemáticamente

                                                                                             su  paisaje

                                                                  de cruces -rotondas -curvas

                                                                            contracurvas-puentes

                                          distribuidores de tránsito-circunvalaciones

                                                                                          largas rectas

                            repetidas alambradas

                                                 el vallado metálico

                                                                                que

                                                                          guía a los viajeros

                                                                                     

De partes mínimas.-

a héctor delfino

Ariruma Kowii

Nación Quechua, Ecuador - 1965

Madre tierra

 

Para que la Madre Tierra
no muera
volvamos a danzar
alrededor del Sol
y de la Luna
la danza del cóndor
la serpiente
el venado
dejemos que nuestros corazones
se desborden en cataclismos
y engendremos el vacío
con nuestras palabras
dialoguemos en círculo, en el día
y en media luna, en la noche
hablemos en tiempo de ayer
de ahora y de mañana
con nuestros Yayas
y nuestros Wawas
encendamos con nuestro futuro
los contornos
de todos los caminos
avancemos como águilas
a través de todas las vicisitudes
e imprimamos en ellas
la armonía de nuestros sueños
Vigilemos con los más
sofisticados radares
la integridad de sus venas
su aliento, su espíritu
sus manos, sus manos
constructoras
del futuro
del sueño
la ternura
del hermoso murmullo
de la vida.

Javier Heraud

Perú

I  

 

Es necesario volver 
una vez más 
a la noche que nunca 
conocimos, a los ríos que siempre se negaron: 
es naufragio 
en el último navío. 
Acaso una vez más es necesario. El tiempo 
se acorta  
y no regresa. Heridos 
es necesario 
reanudar los puertos. 
El tema sigue siendo 
lo perdido (mi corazón 
también). El invierno gastará sus lluvias 
si los árboles mueren. 
Y habremos de anegarnos 
sin remedio, 
sentados en un parque de Diciembre. 

 

En: Ensayo a dos voces  -Javier Heraud, César Calvo  -Lima, 1961

Hannes Sigfússon

Islandia - 1922

El optimismo de los árboles

 

Los árboles no sacrifican sus ramas a las estrellas.
Extienden sus dedos hacia los molinos de viento y hacia
los cuartos de la luna. He visto sus puntas
amansan la tormenta con la incesante
flexibilidad de quien no se deja dominar por ella
y comienza su concienzuda búsqueda entre los despojos
apenas amaina: un trozo azul de cielo
un pedazo de plata gris de claridad helada
en la oscura noche. Los he visto dibujados
en la ciega pupila del cielo de invierno
como prueba de un cerebro superinteligente bajo la corteza
que calculase la ganancia de cada día que pasa
en forma de soles que chorrean gotas de lluvia
sobre los húmedos cristales de carámbanos
encendidos por sus conocimientos de las leyes
que hacen girar a la tierra a despecho de las verdades
metereológicas. Con optimismo radical
alzan su antena rastreadora en la calma helada
para captar el lejano rumor de las cálidas brisas
que presagian germinaciones y pájaros... 

En mitad del invierno
me paro a contemplarlos.

 

 Traducción: Antonio Fernández Romero, Kisti Baggethuum, Mona Moltke y Pentti Saaritsa.

Giuseppe Ungaretti

Italia - 1888 – 1970

Finale

 

Ya no muge, no susurra el mar / el mar.
Sin sueños, incoloro campo es el mar / el mar.
También da pena el mar / el mar.
Mueve nubes sin reflejos el mar / el mar.
Cedió su lecho a tristes humos el mar / el mar.
Mira, también se ha muerto, el mar / el mar.

 

De: La terra promessa.

 Trad. Gabriel Impaglione

Harald Sverdrup

Noruega, 1823-1992

Microcosmos

 

Llévame de la mano, hijo mío.

Sentémonos en la hierba

bajo el blanco universo del perifollo

y recemos a un cándido dios

que vuela como un abejorro entre las estrellas.

Llévame de la mano, hijo mío. 

Eugenio Montejo

Caracas, Venezuela - 1938 - 2008

Sólo la tierra
                                                                A Reynaldo Pérez-So


Por todos los astros lleva el sueño
pero sólo en la tierra despertamos.
 

Dormidos flotamos en el éter,
nos arrastran las naves invisibles
hacia mundos remotos
pero sólo en la tierra abren los párpados.
 

La tierra amada día tras día,
maravillosa, errante,
que trae el sol al hombre de tan lejos
y lo prodiga en nuestras casas.
 

Siempre seré fiel a la noche
y al fuego de todas sus estrellas
pero miradas desde aquí,
no podría irme, no sé habitar otro paisaje.
Ni con la muerte dejaría
que mis cenizas salgan de sus campos.

 

La tierra es el único planeta
que prefiere los hombres a los ángeles.

Más que el silencio de la      tumba
temo la hora de resurrección:
demasiado terrible
es despertar mañana en otra parte.

Antonio Arroyo Silva

Islas Canarias

 

Del humano equipaje, la ingravidez

de saciar y estar sediento, la imposible palabra

siempre en huída

a su pozo inseguro.

 

De lo humano volver a ser divino

cuando al humus revierta su ingenuidad celosa

y levante su pie de los vacíos ciertos.

 

Imagínate humano cuando tomes

de lo humano la flor inmarchitable.

                                                                                        de Casi luz.

Derek Walcott

Santa Lucía, 1930

Las gaviotas discuten con el rocío de las olas...

 

Las gaviotas discuten con el rocío de las olas, mientras los rabihorcados
hacen círculos durante horas, en un batir de alas, alrededor del arrecife
donde un pontón se oxida. Un año ha finalizado sus tormentas, y los hombres
llenos de miedo han escudado las vidas como faroles de sus ventoleras,
o caído juntos en hogueras. Pero ahora se abren espacios azules como
hendiduras en el humo, los pájaros se pliegan en grietas de rocas
cuya arena ha sido rastrillada de huellas. La mar,
que se precia de que ningún hombre la marque,
aún ofrece tales lugares para la pluma egoísta,
y la isla de coral del cerebro tiene lugares donde la república
del pólipo fue construida para nosotros -cuevas hipnotizadas
que se agitan con la luz de la ola, jaras que blanquean
con indiferencia creciente madera flotante o barcos que se fueron a pique.
Tras un año podrías llamar guerra a la conmoción
de los bancos de arena cañoneados por las olas,
y los robos a pico armado que las gaviotas practican entre sí
porque todo es en honor del dios gaviota. Pero hay islotes donde nuestra
sombra es anónima, con pececillos cuya similitud se nos
escapa mientras la cadena del ancla matraquea desde la proa.

 

 Versión de Vicente  Araguas.-Huerga y Fierro Editores. Envio J.S.

 

Mario Benedetti

Uruguay – 1920 - 2009

De árbol a árbol

                                           a ambrosio y silvia

Los árboles
¿serán acaso solidarios?
¿digamos el castaño de los campos elíseos
con el quebrancho de entre ríos
o los olivos de jaén
con los sauces de tacuarembó?

 

¿le avisará la encina de westfalia
al flaco alerce de tirol
que administre mejor su trementina?

 

y el caucho de pará
o el baobab en las márgenes del cuanza
¿provocarán al fin la verde angustia
de aquel ciprés de la mission dolores
que cabeceaba en frisco
california?

 

¿se sentirá el ombú en su pampa de rocío
casi un hermano de la ceiba antillana?

 

los de este parque o aquella floresta
¿se dirán de copa a copa que el muérdago
otrora tan sagrado entre los galos
ahora es apenas un parásito
con chupadores corticales?

 

¿sabrán los cedros del líbano
y los caobos de corinto
que sus voraces enemigos
no son la palma de camagüey
ni el eucalipto de tasmania
sino el hacha tenaz del leñador
la sierra de las grandes madereras
el rayo como látigo en la noche?

                                                                                

de Cotidianas (1978-79), Visor Libros, 1979.

Claribel Alegría

Nicaragua

Monólogo de Gaia

 

Nací en el parpadeo
de la luz,
me escoltaba la lluvia
y brotaron del caos los volcanes
los árboles
los ríos
y corrieron los ríos
y surgieron los lagos
y los mares
y yo bailé desnuda
entre las olas.
El viento
un viento norte
me envolvió,
fui poseída por el viento
y engendré gigantes
de cien manos
y cíclopes
y dioses.
Soy guardiana de la vida
y de la muerte,
todos mis hijos
vuelven hacia mí,
los llamo
los conjuro
los escondo en mi seno,
me nutro de sus huesos
y reviven.
Yo soy la madre tierra
la madre tierra oscura
conservo la inocencia
que tenía al nacer
y miro al universo con asombro.
Escucho al universo
día y noche lo escucho
y renace mi amor.
Lo amo en el relámpago
en el sol
en las galaxias
en cada piedra muda
en cada vuelo.

 

Franz Tamayo

Bolivia, 1879 - 1956
Las khantutas

 

Regia flor escarlata
del Ande innata,
su tinte en que el sol brinca
consagra al Inca.
Toda doncella
de fiera sangre India
renace en ella!

Rabindranath Tagore

 

“La Tierra es insultada y ofrece sus flores como respuesta”. 

Hérib Campos Cervera

Paraguay, 1905 - 1953
Balada para los árboles ausentes

 

Por el camino de plata
–confudido entre penumbras–
vinieron ocho asesinos
con hachas recién fundidas.
 

Sobre el filo sin herrumbres
pasa el viento de la noche
y abraza luego el follaje
para decirle, en secreto,
que vienen ocho asesinos
con hachas recién fundidas.
 

¡Cómo tiritan las nubes!
¡Oh, Dios mío, cómo lloran
las estrellas y los pájaros!
¡Cómo la noche inocente
quiebra su voz de silencios
y su música de plata!
 

Se desnudaron el torso;
miraron de abajo a arriba
y entre la fiesta del verde,
cada cual marcó su crimen.
 

Alto al cielo subieron
los hierros recién fundidos;
y al bajar volvían rugiendo
por las bocas de sus filos;
ni las nubes, ni los pájaros
pudieron dejarlos ciegos.
 

El follaje se estremece
como si fuera a morirse;
las estrellas tienen frío
de ver el hierro desnudo
y el agua del alba viene
para llorar con la luna.
 

Huyeron los asesinos
con sus hachas como espejos
los pájaros ya no tienen
donde colgar sus canciones.
 

El viento se va en sollozos
llevando sus hojas muertas,
mientras la noche de plata
quiebra su voz de silencios
y su música de lunas.
 

Cuando fue otra vez el día,
la presencia de una ausencia
lloraba el sol su tristeza
de cicatriz desolada.

Juan Ramón Jiménez

España – 1881 - 1958

Balada de la luna en el pino

 

La luna estaba en un pino,
rosa en el cielo violeta...
Hoy viene en una carreta,
muerto y sin rumor, el pino...
¿Vendrá la luna en el pino?
 

Sobre el polvo del camino,
¡oh, qué frescura violeta!
¡Cómo gime la carreta
por el morado camino!
 

¿Vendrá la luna en el pino?
 

¡Cuán blandamente va el pino
rozando el suelo violeta!
Llanto verde la carreta
llora, del verdor del pino...
 

¿Vendrá la luna en el pino?
¿Dónde está el lirio divino
de aquel naciente violeta?
¿Lleva, rosa la carreta,
como un esplendor divino?
 

¿Vendrá la luna en el pino?
 

La luna estaba en el pino;
hoy viene en una carreta,
muerto y sin rumor, el pino...
 

¿Vendrá la luna en el pino?

Gabriel Impaglione

Argentina

Ahora gotacola

 

Ahora que la sed agobia y las tuberías

se anudan en el Norte;

ahora que han prohibido cavar pozos

porque derechos, patentes,

los huecos hacia abajo

son propiedad del Emporio Universal

(y se masacra a los desesperados);

ahora que fuentes, cursos,

cada subterráneo hilo ínfimo de agua

corre temeroso

entre tanques, botas y escopetas,

y cada gota lleva

etiqueta

y cada canilla su cartel:

Zonavigiladaelguardiaharáfuego.

 

Tome gotacola.

Inserte la moneda.

William Blake

Inglaterra – 1757- 1827

 

Para tener el infinito en la palma de la mano,
y la eternidad en una hora,
hay que ser capaz de ver el universo en un grano de arena,
y el Cielo en una flor silvestre.

Santiago Kovadloff

 

"Durante centenares de miles de años, el hombre luchó para abrirse un lugar en la naturaleza. Por primera vez en la historia de nuestra especie, la situación se ha invertido y hoy es indispensable hacerle un lugar a la naturaleza en el mundo del hombre"

Albert Einstein

 

“Sólo hay dos cosas infinitas: el Universo y la Estupidez Humana. Pero no estoy muy seguro de la primera; de la segunda puedes observar como nos destruimos sólo por demostrar quien puede más.”

Victor Hugo

 

“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha”.-

Leonardo Da Vinci

 

"Llegará un día en que los hombres conocerán el alma de las bestias y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un hombre. Ese día la civilización habrá avanzado".-

Alvin Toffler

 

"De las 850 generaciones que poblaron la Tierra, 650 vivieron en cavernas, y apenas las tres últimas usaron el motor eléctrico".

José Ortega y Gasset

 

“El mundo es la suma total de nuestras posibilidades vitales”.

Gabriel García Márquez

 

“Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra.” 

Especial de la Revista Isla Negra 6/249, de agosto de 2010.

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